El pasado 30 de noviembre se encendieron un millar de adornos luminosos navideños en la ciudad de Burgos.
Para el P.C.E. esta barbaridad sólo responde al interés de los comerciantes, para que los burgaleses consuman más y antes de las fechas navideñas. Lo cual no es posible sólo con este “estímulo” ya que depende de otros factores: situación de las economías familiares, incremento de los precios, etc.
No es difícil recordar cuando los motivos navideños se ponían y se iluminaba la ciudad justo la semana antes de que empezaran los días grandes de estas fiestas.
Posteriormente la fiebre consumista potenciada desde los grandes almacenes y superficies, hizo que esta decoración navideña empezara en el gran puente de
El Ayuntamiento se amoldó a esa circunstancia o entró en el juego de empujar a los ciudadanos al consumo desaforado. Tal vez por ayudar a los comerciantes, o simplemente porque la filosofía capitalista de la que hacen gala es que los ciudadanos gasten, porque eso son más ingresos indirectos para la ciudad.
Es un hecho que los motivos navideños no responden ya al espíritu navideño, sino a fomentar las ventas de los comerciantes del casco urbano.
Luego hablan los políticos conservadores de las tradiciones católicas, cuando está claro porque así lo han dicho los concejales del PP, los horarios se amolfarán a que los horarios comerciales, cosa que ni siquiera cumplen, ya que la iluminación sigue encendida bien acabados los horarios comerciales. Cada vez las bombillas navideñas ocupan más calles y el presupuesto se desbordará hasta los 300.000 €.
Tampoco hay ahorro energético porque haya si una reducción del consumo energético como dicen es ¿por día?, o ¿por todo el periodo festivo? Si fuera lo primero la reducción del coste al final del periodo, es escaso. Si es por todo el periodo este menor coste sería aún muy inferior si el alumbrado fuera desde el 17 de diciembre.
Por último desconocemos por qué no contribuyen con los gastos de la iluminación los principales beneficados por los que se hace este adelanto sobre las Navidades: los comerciantes.
En definitiva el alumbrado navideño es un hecho mercantilista más, un derroche económico y un disparate energético.
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