lunes, 13 de octubre de 2008

Los/as trabajadores/as siempre pagan la crisis

Para el gobierno y el PSOE estaba claro que en España no había “desaceleración” económica y que éramos poco “patriotas” los que hablábamos de crisis, tal como acusaba Zapatero a los que antes, durante y después de las elecciones comentábamos que el modelo económico español acentuaba los defectos del modelo económico capitalista basado en la especulación bursátil-financiera, e inmobiliaria.

Cuando Solbes decía que no había crisis, otros hablábamos de que el rápido crecimiento económico español se basaba en la “burbuja” inmobiliaria que no cesaba de crecer y tendría que explotar.

La falta de liquidez bancaria o las inversiones especulativas de bancos, empresas y particulares, así como el desorbitado desarrollo urbanístico plagado de corrupción (tomemos como ejemplo a Paco “El Pocero”), eran elementos que no auguraban nada bueno, como así ha sucedido.

Esa falta de liquidez bancaria, unido a la carencia de un sector productivo fuerte, y al desarrollo del modelo económico basado en la construcción, han hecho que nuestra crisis sea especialmente dura y casi seguro, bastante duradera.

Ante esta situación, determinados estados ha decidido intervenir nacionalizando, o inyectando ingentes cantidades de dinero en su sector bancario, especialmente en los de alto riesgo que han dado millones de euros y de dólares en préstamos e hipotecas que ahora no pueden cobrar.

Zapatero y Solbes, una vez más, pretendiendo dar una falsa confianza en nuestra economía, tocada en sus pilares fundamentales, han defendido hasta última hora el sistema capitalista, hasta que los hechos en EEUU, Alemania, Francia, Benelux o Dinamarca con fuertes intervenciones en el sector bancario, les ha hecho rectificar a regañadientes. Y eso es lo peor, porque generan una fuerte inseguridad y temor, así como ocultan la situación actual y dan desconfianza a los ciudadanos que mayoritariamente son ahorradores y trabajadores asalariados.

Mientras el propio presidente de la patronal pedía un “paréntesis en el liberalismo” viendo lo que hacían los gobiernos de las grandes potencias, el gobierno se ha mostrado remiso.

Ahora el gobierno actúa como los demás gobiernos, haciendo una previsión de fondos de 30.000 millones de euros ampliables a 50.000 millones y protege a los ahorradores, subiendo de 20.000 € por persona y entidad bancaria (era la más baja de la UE) a los 100.000 €. Pero lo hace con desgana y arrastrado por los acontecimientos de las potencias económicas a las que criticó por sus medidas intervencionistas, dando ese punto de inseguridad a los ciudadanos que temen como responderá en caso de que la banca tenga dificultades, para ver si el gobierno podrá cumplir con el compromiso fijado en la garantía de depósitos.

Esta crisis generada por los ricos especuladores (bancos, empresas y particulares) la pagan los pobres. Y eso por diversos motivos:

1. La falta de liquidez y morosidad de los bancos se salva con dinero del estado, que viene de los impuestos de los ciudadanos. No con nacionalizaciones de las entidades financieras rescatadas para así crear un sector público que permita a los estados controlar los procesos económicos con la finalidad de que este tipo de crisis no vuelva a suceder. No entendemos porqué se da dinero a los bancos de fondos y no lo hace el Instituto de Crédito Oficial (ICO) con las debidas garantías que exige asegurando que ese dinero no se reinvierte en actividades dudosas.

2. La falta de ventas de pisos y de actividad constructiva se salva con dinero del estado, que viene de los impuestos de los ciudadanos, no para que reciclen su actividad, sino sobre todo para que se sostengan como empresas haciendo lo mismo, cuando lo que cae es el mercado, es decir, las ventas. No comprendemos porqué se acepta la fórmula de comprar cédulas hipotecarias.

3. El Banco de España insiste en viejas recetas ya aplicadas en aquellas crisis del sistema cuando tenían excesiva producción y falta de ventas: la moderación salarial y la facilidad del despido. Pero también cuando no hay crisis de sobreproducción, se aplica la moderación salarial siempre relacionada a lo que sube el IPC con lo que no se reactiva el consumo. Por otro lado, facilitar aun más el despido supone un incremento del coste en el pago de prestaciones, de nuevo el descenso del consumo, el tener que reciclar a los parados con el coste que eso supone y la dificultad de encontrar empleo.

4. El número de parad@s oficial es alarmante, pero hay que tener en cuenta que desde febrero ha cambiado la ley que no computa como parados a todos los que no tienen empleo, con lo que la cifra en realidad es mayor.

5. Se hacen regulaciones de empleo en Bridgestone, Grupo Antolín, Renault; o cierres de Frigo, Lois, etc. Miles de empleos y empresas cierran porque no han tenido el rescate del dinero público del estado que viene como hemos dicho de todos los ciudadanos.

Ante esto el Partido Comunista de España, entiende que los sindicatos actúan con tibieza, no se sabe si por miedo o por estar domesticados por el sistema, ya que no exigen que se invierta dinero público en mantener los sectores claramente de producción. Como mucho han pedido que se cambie el modelo económico actual hacia otro que potencie los sectores productivos, dentro del llamado Manifiesto de la Moncloa firmado este año por sindicatos, patronal y gobierno y que no pasa de ser un documento de intenciones.

Esta crisis no sólo es la victoria de los ricos a los que se rescata en su desgracia después de años de obtener millones de beneficios. Puede ser también el final del sindicalismo de clase tal como le conocemos por su falta de negociación, de presión y de liderazgo en la defensa de l@s trabajador@s.


Comité Provincial del PCCL-PCE
Burgos.

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