El ejemplo del cierre de Matinsa-Fadesa la 5ª empresa constructiva, con el despido de uno de cada trabajadores y la dimisión de su presidente, Fernando Martín como presidente del Grupo de las grandes empresas constructoras son símbolos más que significativos de que la crisis es real y de que el hundimiento de uno de los sectores representativos del desarrollo económico es un hecho.
Esta crisis de penosa y larga salida afecta en nuestra provincia a todos los sectores económicos y al consumo. Y en este panorama es especialmente preocupante cómo van a quedar muchos pueblos de la provincia que al igual que la Costa Mediterránea basaban su futuro enriquecimiento en planes de desarrollo urbanístico bestiales, con un gran aumento de superficie edificada que sería ocupada como segundas residencias o residencias vacacionales.
La incertidumbre que hay en Buniel y su plan de 1.200 viviendas, la paralización del Parque de Ocio de Arlanzón, los desarrollos urbanos previstos en Medina de Pomar, Villadiego, Villasana de Mena y cientos de localidades de nuestra provincia, son un auténtico problema económico para sus ayuntamientos porque:
- Muchas actuaciones previstas pueden dejar de desarrollarse estando empezadas si hay quiebra de las empresas ejecutantes. Lo cual en el actual periodo puede dar un paisaje desolador con viviendas desocupadas o con viviendas no terminadas.
- Los ayuntamientos que basan gran parte sus presupuestos en los cobros de impuestos a las empresas por esta actividad y en la recepción de locales, solares y pisos según la actual Ley del Suelo por actuación realizada (el 1%) se quedan sin una fuente fundamental de riqueza. Por eso los desajustes en los presupuestos serán más que evidentes.
- Muchas viviendas hechas no se venden porque en la actual crisis no hay compradores o dejan de pagar sus créditos e hipotecas. Por eso tampoco tendrán ingresos los municipios, sólo gastos en el mantenimiento de las infraestructuras (agua, luz, parques, jardines, vigilancia, etc.) creadas en las nuevas zonas edificadas que están poco o nada habitadas.
Nuestra propuesta ha sido siempre clara. Y la repetimos:
- Rechazo absoluto al modelo constructivo imperante de urbanizaciones unifamiliares que amplían la extensión de los cascos urbanos de los pueblos, por su elevado coste de mantenimiento. El modelo mediterráneo no tiene sentido ni capacidad de compra sostenida como se ha visto.
- Recuperación de la fisonomía de los pueblos haciendo actuaciones de rehabilitación en de los cascos urbanos en su fisonomía tradicional y con una tipología característica de la propia zona. Los pueblos deben de ser atractivos y habitables y los Ayuntamientos deben de hacer normas claras de edificación y conservación. Es el ejemplo a seguir en los pueblos típicamente turísticos de Burgos. No se pueden hacer nuevas urbanizaciones cuando lo ya edificado se queda viejo y deteriorado, porque supone que la población se va a las afueras de los pueblos, abandonando su interior y origen con lo que se degradan más.
- El dasarrollo económico de los pueblos no debe de basarse en las aportaciones que recibía de la actividad constructiva. Hay que buscar planes propios como el desarrollo de la actividad agropecuaria, la implantación de empresas industriales adecuadas, el desarrollo de actividades terciarias y el impulso de un modelo energético sostenible. En ese marco, la actividad constructiva será una más, importante pero no fundamental. Y el desarrollo económico será sostenible y más evidente.
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