jueves, 25 de septiembre de 2008

El PCE contra la energía nuclear

El Partido Comunista de Castilla y León-Partido Comunista de España, apoya la Manifestación del 26-S para pedir el cierre de la central nuclear más antigua del estado, que pretende renovar su permiso como mínimos hasta el año 2.019 y que sigue provocando incidencias con cierta frecuencia.

A la vez hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía, para que se movilice participando activamente en esta movilización.

Como siempre, hay especiales y graves razones para movilizarse contra esta central perteneciente a la empresa Nuclenor. Aunque este año se añaden elementos nuevos. Los accidentes nucleares que se han producido en España este año (Ascó y Valdellós) y en el sureste francés, muestran una vez más la peligrosidad de este tipo de energía.

Para nosotros las principales razones para pedir el cierre de Garoña son:

1. La energía eléctrica que produce Garoña es altamente contaminante. La radiactividad que contienen los residuos generados por la producción eléctrica, son muy nocivos, perdurando sus características con plena actividad durante miles de años. Muchos más que lo que pueden durar en perfectas condiciones los envases de hormigón y acero que los guardan. Se estima que los recipientes que contienen los residuos duran cientos de años, comenzando posteriormente a disgregarse, permitiendo
salir al exterior la contaminación radiactiva, que se extiende por el agua o el suelo - según el lugar en el que hayan sido enterrados -. La consecuencia es evidente: la contaminación radiactiva de la basura nuclear, hipoteca el futuro de personas, ecosistemas y medioambiente que llegan a deteriorarse seriamente, e incluso pueden desaparecer. Al menos, así lo ha visto el Gobierno Vasco cuando pide desde hace años garantías para que el plutonio de Garoña tratado en Gran Bretaña no vuelva a la central.

2. La energía nuclear de Garoña para la generación de electricidad es muy peligrosa. Si se producen escapes de radiactividad al agua o al aire, lograrán de forma rápida la muerte de cualquier especie viva, o lesiones y malformaciones gravísmas, por la altísima contaminación radiactiva. Ejemplos de estas afirmaciones son numerosas fruto de la aplicación de la energía nuclear tanto en cuestiones militares como civiles de producción eléctrica: bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki durante la IIª Guerra Mundial; escapes o fugas radiactivas en Harrisburg, Man o Chernobil, empleo de armas con uranio empobrecido en la Guerra del Golfo contra Irak por parte de EE.UU. - incluso afectando a sus propios soldados en el llamado “fuego amigo”-. Por no contar los miles de accidentes llamados “menores” de las centrales nucleares, es decir las fugas de “pequeñas” cantidades de radiactividad que afectan a “reducidas” áreas y que muchas veces son silenciados, o minimizados como ha sucedido este año en Ascó y Vandellós. Ante estas situaciones, ni buenas carreteras, ni buenas comunicaciones, ni una buena información o actuación sanitaria, pueden eliminar la devastación en el área afectada por un accidente nuclear. Además de seguir denunciando que en el entorno de Garoña sigue faltando un estudio epidemiológico serio.

3. El uranio, base de la producción energética en la central nuclear, es un material que se agotará con el tiempo. Por lo tanto, no es una energía renovable. Y además hay que importarlo. Si hay mucha demanda, porque se incrementa la construcción de centrales nucleares como quieren Sarkozy y la mayoría de la UE, su coste se disparará en el mercado.

Todas estas razones son más que aplicables a Garoña, donde la posibilidad de riesgo nuclear siempre está presente, ya que ha superado con creces su vida como central. A partir de los 13 años lleva sufriendo continuos “parcheos” para alargar la posibilidad de producción eléctrica, con evidentes riesgos: paradas no programadas, pequeñas fugas radiactivas, roturas y no sustitución de barras en el generador, etc., que son minimizados tanto por el Consejo de Seguridad Nuclear como por la empresa propietaria - Nuclenor-. No se da excesiva importancia a los problemas de vejez de la central que se manifiestan en la corrosión en el barrilete y en
las barras o que haya un 68% del agrietamiento en los tubos de penetración de la vasija del reactor, lo que pone de manifiesto la gravedad ante la posibilidad de aumentar los accidentes nucleares de Garoña. Y eso no se puede arreglar poniendo más teléfonos en las localidades del entorno o emisoras de radio en la zona, ni con evacuaciones rápidas en caso de catástrofes, o con campañas de prevención a los ciudadanos y estudiantes en toda la comarca.

Por todo esto exigimos el cierre inmediato de Garoña, como prometió en las elecciones el PSOE, porque sigue basando su política energética en energías no renovables, contaminantes y peligrosas (básicamente el petróleo, el carbón y la nuclear) y no en la investigación, potenciación e inversión en energías limpias, renovables y de menor impacto ambiental (energías que pueden ponerse y mejorarse tras estudios concretos de impacto ambiental y socioeconómico), que además son baratas pues nuestro estado las tiene en abundancia.

No podemos más que hacer un llamamiento a la ciudadanía y en especial a la de la comarca y a las localidades más cercanas a la central de Garoña, para que se posicionen con claridad contra esta central y fuercen a sus ayuntamientos para que presionen, no en la mejora del PENBU o para que acepten lo que podríamos interpretar como “sobornos” que les da regularmente Nuclenor en forma de financiación de todo tipo de proyectos en las distintas localidades. Deben exigir un plan global para la zona de desarrollo socioeconómico como hicieron los ecologistas y las organizaciones de izquierda cuando se cerró Zorita. A la vez tienen que pedir que los ayuntamientos se desliguen de las “migajas” con las que la empresa Nuclenor trata de evitar la contestación social en la zona. Unas buenas infraestructuras y actividades de ocio o cultura que hasta ahora financia Nuclenor, deben de conseguirse a través de las administraciones públicas, que no hipotequen a esos ayuntamientos en sus posibles críticas hacia la central de Garoña altamente peligrosa para sus ciudadanos, su entorno y su economía futura.

A su vez los proyectos de cementerios nucleares en Villasandino o de Salinas de Rosío en Burgos, sólo sirven para descongestionar el actual cementerio de El Cabril y las piscinas abarrotadas de residuos nucleares de las centrales en funcionamiento como la de Garoña. La no aparcada propuesta del PP castellano-leonés para incentivar fuertemente a los municipios que pongan un cementerio nuclear muestra esta peligrosidad, ya que ese dinero se podría emplear en esas zonas predispuestas para desarrollarlas sin necesidad de almacenar basura tan peligrosa. Ni la comarca del Odra-Pisuerga, ni la provincia de Burgos pueden admitir que se ponga por su peligrosidad un basurero nuclear, da igual que se llame Almacén Geológico Profundo (AGP) que quedó descartado, o un Almacén Temporal Centralizado (ATC) con un Centro Tecnológico Asociado. Los residuos estarán allí siempre, se llame como se llame el espacio que los contiene.

La compra de voluntades ciudadanas no debe de servir para obviar la realidad. Tampoco se puede obviar que tarde o temprano Garoña se cerrará.

Comité Provincial del PCCL-PCE de Burgos
Burgos, 25 de septiembre de 2008

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Allí estuvimos, felices y charangueros, reivindicando otras formas de consumo, en este caso el cierre de Garoña y la activación de medidas activas que apuesten por las energías alternativas y renovables. Sino, como ya veis el planeta se irá al carajo.

Una duda tonta que me surge para mis amigos de Democracia? NAZIonal ¿os importa un pito el planeta o solo os mosquea que haya inmigrantes en este país?

felix dijo...

Bah... no esperes que respondan.

Todavía lo están pensando.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ya, pero por si acaso, es que a veces soy un cándido...