jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Nueva? Izquierda Abierta

Gaspar Llamazares en la presentación de Izquierda Abierta


Ya es oficial, Izquierda Abierta (IAb), lo que podríamos llamar el partido del Gasparismo ha nacido y se ha presentado. Para su puesta de largo ha elegido el día central de la fiesta del PCE. En política nada es casual, los trescientos sesenta y cinco días del calendario gregoriano dan para mucho y la elección de este día tiene una lectura clara.

El hachazo de Nueva Izquierda.

Hay indicios, la historia se repite. Se suele decir que Nueva Izquierda fue un submarino del PSOE, pero siempre lo he visualizado más como un torpedo a la línea de flotación de la nave de una Izquierda Unida en sus mejores horas que tuvo varias virtudes: dinamitar su estructura organizativa y afiliativa en muchas provincias, romper su ascenso electoral que hasta la llegada de la crisis sólo ha sido descendente, dañar seriamente su credibilidad ante la sociedad –todas las escisiones lo hacen- y de paso alejarnos de un discurso coherente y de izquierdas fruto de la debilidad recién heredada.

Gran parte del mérito del hachazo que sufrimos fue posible por un pago por parte de RomaPSOE de cargos (y otras prebendas que quizá nunca sepamos). Los creadores de Nueva Izquierda hicieron una gran labor dinamitera para un PSOE muy tocado que sufría de “sorpasso” y retroceso electoral por sus años de neoliberalismo y corrupción en el Gobierno de la Nación, pudiendo recuperarse en parte merced a este hachazo-golpe de estado en el corazón de IU, incubando desde sus medios afines la mentira del voto útil y el síndrome-cortina de humo de la pinza, (incluso entre nuestra militancia), como si la culpa de sus derrotas electorales fuese obra nuestra y no de sus funestas políticas.

Los años del Gasparismo.

Estimaba necesario empezar por donde terminó Nueva Izquierda para enmarcar al nuevo partido, que formará parte de Izquierda Unida si se cumple lo aprobado por su recién constituida dirección este pasado sábado 22 de septiembre, porque hay paralelismos a tener en cuenta.

Durante los años de Gaspar Llamazares como Coordinador General tuve que asistir entre atónito y desolado al “institucionalismo” invadiéndolo todo, abandonamos la calle, dejaron de llegar materiales de debate a las sedes, éramos una socorrida asistenta del PSOE cuando necesitaba aprobar los PGE, apoyamos en el Parlamento leyes en contra de acuerdos adoptados en la Dirección Federal (Canon SGAE…), se implantó una dinámica de generar conflictos fratricidas en muchas Federaciones (Salamanca, Asturias, Valencia…), Gaspar gana una Asamblea Federal con un golpe de mano en el toque de campana final haciendo que votasen los Coordinadores Regionales -el voto de los coordinadores estaba fuera de las normas y fue una medida ilegal que utilizó Gaspar al perder la votación de los delegados al no llegar al 50%, teniendo la otra candidatura la sensatez de no judicializar el hecho porque habría supuesto un grave perjuicio para IU, cuando no una grave escisión-. Y en los últimos tiempos apoyando sin ruborizarse a Ezker Batua en Euskadi, la competencia directa de nuestra marca Ezker Anitza, que ha quedado vetada de los debates televisivos a favor de EB, según dictamen de la Junta Electoral.

A pesar de todo me he mantenido siempre leal al proyecto de IU por sentido de la democracia, lealtad y porque era-es-¿será? una herramienta para combatir las políticas contra la ciudadanía dirigidas desde el poder económico. He trabajado siempre dentro de IU para hacerla crecer, defendiéndola en la calle, aún cuando había cosas muy difíciles de defender. Sin embargo como no me gustaba donde estábamos alineados, trabajé también para formar parte de una alternativa a la dirección de Gaspar Llamazares por su línea política con la que nunca me he sentido identificado.

El cambio de dirección en la IXª Asamblea.

Hace cuatro años lo que podríamos llamar el Gasparismo pierde la Asamblea Federal. ¿Qué camino tomar? Tenía una mala digestión de la derrota –que se visualiza ahora-, podía confrontar políticas, generar consensos y/o alianzas para recuperar la mayoría, siempre con lealtad al proyecto común, pero el camino es otro y si la historia se repite es una puerta Abierta en nuestra espalda, puesto que la creación de IAb parece una plataforma a utilizar para negociar en el seno de IU, incluso cuando el negociar implica el pedir el voto para formaciones políticas ajenas.

En tiempos donde hay que tatuarse en la piel “Unidad”, no para que sea un eslogan vacío sino para sumar y generar frentes políticos amplios, estas divisiones sólo van en la línea contraria y que por ejemplo la ciudadanía diga “estos de IU ya están como siempre” –en sólo dos días ya lo he oído y leído demasiadas veces-. A lo que parece hay personas dentro de la organización que cuando les quitan el juguete se enfadan y no respiran, aunque durante muchos años hayan sido elegidos para dirigirnos y hayamos optado por seguir construyendo desde las bases o en cargos de responsabilidad el movimiento político y social que se decidió poner en pie hace más de 25 años y que ahora mismo debe dar respuesta a una ciudadanía totalmente desorientada y castigada por los mayores recortes desde la guerra civil.

Por último remarcar que en la diversidad de IU caben muchas sensibilidades, tantas como personas la formen, crear un nuevo partido no puede entenderse del todo bien con la trayectoria del sector que la forma. El tiempo habrá de decirnos si IAb va a aportar algo a IU que no estuviese ya o si es sólo otro torpedo a nuestra línea de flotación.

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