Por eso hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía, para que se movilice participando activamente en este acto festivo y reivindicativo.
Como todos los años, sigue habiendo especiales y graves razones para movilizarse contra esta central perteneciente a la empresa Nuclenor. Este año se añaden elementos nuevos que no deben confundir a los ciudadanos sobre la necesidad de seguir movilizándonos. Por eso esta convocatoria es tan necesaria como todas las anteriores.
Para nosotros el cierre de Garoña es necesario por:
1. La energía eléctrica que produce Garoña es altamente contaminante. La radiactividad que contienen los residuos generados por la producción eléctrica, son muy nocivos, perdurando sus características durante miles de años. Muchos más que lo que pueden durar en perfectas condiciones los envases de hormigón y acero que los guardan. Se estima que los recipientes que contienen los residuos duran cientos de años, comenzando posteriormente a disgregarse, permitiendo salir al exterior la contaminación radiactiva, que se extiende por el agua, el suelo - según el lugar en el que hayan sido enterrados – o el aire. La consecuencia es evidente: la contaminación radiactiva de la basura nuclear, hipoteca el futuro de personas, ecosistemas y medioambiente que llegan a deteriorarse seriamente, e incluso pueden desaparecer. Al menos, así lo ha visto el Gobierno Vasco cuando pidió hace años garantías para que el plutonio de Garoña tratado en Gran Bretaña no volviera a la central.
2. La energía nuclear de Garoña para la generación de electricidad es muy peligrosa. Si se producen escapes de radiactividad al agua o al aire, lograrán de forma rápida la muerte de cualquier especie viva, o lesiones y malformaciones gravísimas, por la altísima contaminación radiactiva. Ejemplos de estas afirmaciones hay distintos y variados fruto de la aplicación de la energía nuclear tanto en cuestiones militares como civiles para la producción eléctrica: bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki durante la IIª Guerra Mundial; escapes o fugas radiactivas en Harrisburg, Man o Chernobil, empleo de armas con uranio empobrecido en la Guerra del Golfo contra Irak por parte de EE.UU. - incluso afectando a sus propios soldados en el llamado “fuego amigo”-. Por no contar los miles de accidentes llamados “menores” de las centrales nucleares, es decir las fugas de “pequeñas” cantidades de radiactividad que afectan a “reducidas” áreas y que muchas veces son silenciados, o minimizados. Ante estas situaciones, ni buenas carreteras, ni buenas comunicaciones, ni una buena información o actuación sanitaria, pueden eliminar la devastación en el área afectada por un accidente nuclear.
3. El uranio, base de la producción energética en la central nuclear, es un material que se agotará con el tiempo. Por lo tanto, no es una energía renovable. Y además hay que importarlo. Si hay mucha demanda, porque se incrementa la construcción de centrales nucleares como quieren Sarkozy y la mayoría de la UE, su coste se disparará en el mercado. Todas estas razones son más que aplicables a Garoña, donde la posibilidad de riesgo nuclear siempre está presente, ya que ha superado con creces su vida como central. A partir de los 13 años lleva sufriendo continuos “parcheos” para alargar la posibilidad de producción eléctrica, con evidentes riesgos: paradas no programadas, pequeñas fugas radiactivas, roturas y no sustitución de barras en el generador, etc., que son minimizados tanto por el Consejo de Seguridad Nuclear como por la empresa propietaria - Nuclenor-. El CSN no da excesiva importancia a los problemas de vejez de la central que se manifiestan en la corrosión en el barrilete y en las barras o que haya un 68% del agrietamiento en los tubos de penetración de la vasija del reactor, lo que pone de manifiesto la peligrosidad y la posibilidad de aumentar los accidentes nucleares de Garoña. Y eso no se puede arreglar poniendo más teléfonos en las localidades del entorno o emisoras de radio en la zona, ni con evacuaciones rápidas en caso de catástrofes, o con campañas de prevención a los ciudadanos y estudiantes en toda la comarca.
4. El anunciado cierre en 2013 de Garoña no es motivo para desmovilizarse y exigir el cierre de la central, porque esta medida del PSOE puede ser revocada. Todos los que queremos un mundo sin energía ni basura nuclear debemos de seguir movilizándonos para que el cierre sea definitivo y mientras eso sucede, la empresa no relaje las inversiones en seguridad ni en renovación tecnológica. Si se da el relajamiento ciudadano, aumenta aún más el riesgo, o la decisión puede ser reversible.
Por todo esto seguimos exigiendo el cierre de Garoña. El PSOE sigue basando su política energética en energías no renovables, contaminantes y peligrosas (el petróleo, el carbón y la nuclear) y no en un claro impulso a la investigación, potenciación e inversión en energías limpias, renovables y de menor impacto ambiental (energías que pueden ponerse y mejorarse tras estudios concretos de impacto ambiental y socioeconómico), que además son baratas pues nuestro estado las tiene en abundancia.
Hacemos de nuevo un llamamiento a la ciudadanía y en especial a la de la comarca y a las localidades más cercanas a la central de Garoña, para que presionen, no en la mejora del PENBU ni para que acepten lo que podríamos interpretar como “sobornos” que les da regularmente Nuclenor en forma de financiación de todo tipo de proyectos en las distintas localidades. Deben exigir un plan global para la zona de desarrollo socioeconómico como hicieron los ecologistas y las organizaciones de izquierda cuando se cerró Zorita. A la vez tienen que pedir que los ayuntamientos se desliguen de las “migajas” con las que la empresa Nuclenor trata de evitar la contestación social en la zona. Unas buenas infraestructuras y actividades de ocio o cultura que hasta ahora financia Nuclenor, deben de conseguirse a través de las administraciones públicas y de otros medios más lógicos, que no hipotequen a esos ayuntamientos en sus
posibles críticas hacia la central de Garoña altamente peligrosa para sus ciudadanos, su entorno y su economía futura. Deben exigir un verdadero plan de reindustrialización que supera 100 millones de euros en tres años (la bahía de Cádiz recibe esa cantidad cada año) tras el cierre de Delphi, debiendo ser a fondo perdido y no en préstamos. Hay que exigir al PSOE que reinvierta en el desarrollo económico de la comarca, con seriedad y no como propaganda política para contentar a sus cargos públicos y votantes en Merindades.
Burgos, 28 de agosto de 2009
Comité Provincial del PCCL-PCE de Burgos Burgos
Comité Provincial del PCCL-PCE de Burgos Burgos
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